Protagonistas de esta historia

LEAN EL LIBRO EN LÍNEA

20 septiembre 2004

Rándall Jiménez:"...aquí hay gato encerrado"

Santiago.- Nadie comprende ni logra racionalizar, en Costa Rica, lo acontecido el martes 27 de julio en la embajada de Chile. Desde que se conocieron los hechos que terminaron con la muerte de tres diplomáticos chilenos, se habló de un desaguisado que estuvo motivado por una molestia que desquició a Orlando Ulises Jiménez Jiménez, de 53 años

El cuestionado policía llevaba 5 años escudando la seguridad de nuestra legación, y según certifica la prensa local, tenía buenas calificaciones y excelentes referencias por parte de quienes lo conocieron. Sin embargo, de nada sirvió para mitigar el devenir que maquinó esta "mente extraviada", como la calificó el presidente Ricardo Lagos.

El hijo del victimario, Rándall Jiménez, definía el accionar de su padre como "sin respuesta lógica". Es que a nadie le cupo la posibilidad, que un hombre considerado un buen amigo, un buen padre de familia, y un eficiente funcionario -reconocido al interior de la propia embajada-, pudiera dar muerte a sangre fría y con una crueldad irracional, a tres emisarios chilenos.

La tesis de un desequilibrio emocional, donde, tras ser informado que sería cambiado de repartición, reaccionó con el deseo de matar a quien se le cruzara por enfrente, ha sido la respuesta más simplista y cómoda que se pudo argüir para justificar, ante la opinión pública, un hecho que al menos en Costa Rica todavía se investiga. "Es una situación dolorosa del destino que no tiene ni pies ni cabeza... debió haber mediado algo muy fuerte para que llegara a suceder esto a mi padre", aseguró Rándall Jiménez, en una entrevista telefónica para la edición matinal de Chilevisión Noticias.

"Siempre hablaba maravillas de los funcionarios de la Embajada de Chile. Se ha barajado que el cambio de puesto fue el detonante. Créanme y entiendan que consideramos a nuestro padre como una persona excelente, y en sus cinco años (sirviendo a la embajada) nunca tuvo motivos para actuar como lo hizo. Es una situación aislada y fortuita de la vida que no tiene explicación racional, y sí, especulativa", expresaba Rándall, en los primeros días, posteriores a los hechos.

Ha transcurrido más de un mes, y el dolor aún se cierne sobre los familiares de los cuatro fallecidos. Las muertes de Rocío Sariego, Roberto Nieto, Cristián Yuseff y Orlando Jiménez forman parte de una historia que, aún, no se termina de escribir.

Rándall Jiménez tiene 30 años y es analista de sistemas en una importante empresa transnacional, en San José de Costa Rica. En el seno de su familia, ha tomado la bandera de lucha para indagar por nuevos antecedentes, que den respuestas lógicas y contundentes respecto a lo que sucedió ese "martes negro"; no sólo con su padre, sino también, con las víctimas chilenas:

Al interior de tu familia, ¿están conformes con la explicación pública, que se dio a conocer a través de la prensa, respecto de lo que sucedió con tu padre?
Nosotros todavía tenemos la incógnita de lo que realmente pasó, porque todavía no existe una versión oficial de parte de las autoridades; entonces, todavía nos quedan las dudas de cómo fue exactamente que sucedió todo. Estamos esperando que avance más la investigación. Paralelamente, nosotros estamos enfrentando otras investigaciones con abogados, porque hay muchas dudas que tenemos en el aire y queremos investigar.

¿Existe alguna hipótesis o especulación que manejen, de lo que pudo haber sucedido?
En particular, la especulación mía, es por la forma en que sucede todo, porque es una cosa que no va en absoluto de acuerdo con el proceder, o la forma de ser de mi papá. Yo lo he conocido toda mi vida, durante 30 años, y que pasen estas cosas de la noche a la mañana, dejan muchas dudas. No era la forma que tenía de enfrentar (Orlando Jiménez) una situación complicada.

Imagino que es sumamente difícil hacer conjeturas, cuando nada cuadra con la lógica de ser de una persona, y en este caso, de tu propio padre
Además, siento que todos los hechos se dieron por aceptados muy rápidamente. Esto sucedió un día y al siguiente (día) todo el mundo dijo, "sí, las cosas fueron así y asa", y dieron por un hecho, que la primera versión que se conoció, fue la que realmente aconteció. Siento que en estos casos se debiera investigar muchas cosas más, y no salir tan rápido a decir, "sí, esto fue lo que sucedió".

La investigación sigue su curso. Al respecto, ¿han recibido algún tipo de información de la policía costarricense, peritos, autoridades u otros?
La policía a nosotros, no nos ha tomado en cuenta en absolutamente nada, más bien, nosotros por otras diligencias que tenemos que hacer, por motivos legales, es que hemos tenido que ir y preguntar ciertas cosas. Por parte de las autoridades, que se hayan acercado a nosotros, pues no. Para nada.

Y eso, ¿te hace pensar que puedan quedar cabos sueltos, respecto a lo que verdaderamente sucedió ese 27 de julio?
Hay cosas en el aire que te dejan muchas dudas, de qué pudo haber pasado ahí, porque si uno escucha lo que dice la prensa y lee lo que la gente de adentro (en la embajada) dijo, pues todos se contradicen en muchas partes. Yo siento que aquí hay gato encerrado y tratan de encaminar las versiones por un solo lado, para evitarse roces políticos.

¿Y qué gato encerrado podría haber?
Creo que estos temas son muy delicados, desde cualquier punto de vista, y cualquier fuga de información puede acarrear mayores consecuencias. Por lo pronto, estamos investigando.

Las versiones y trascendidos periodísticos que emanan de la prensa tica y otras fuentes consultadas, no sólo barajan como detonante del incidente, la mentada carta que informó el cambio de repartición a los policías; también, se manejan hipótesis dispares entre sí, que expresan, por un lado, un posible atentado dirigido, y en segundo término, un affaire en el que se verían involucrados dos funcionarios.

Para corroborar esto, se ha intentado infructuosamente conversar con algunas de las víctimas que sobrevivieron en la embajada, y que según argumentan ellos, tienen expresa prohibición del embajador Guillermo Yunque, para confesar a los medios de prensa.

Hay que considerar, que varios protagonistas de esta historia emitieron declaraciones en los primeros tres días, después de surgidos los fatídicos hechos; y según hemos cotejado, efectivamente, se generan contradicciones sustanciales entre los dichos emitidos por autoridades chilenas, costarricenses y de quienes presenciaron los acontecimientos ese martes, el último del mes de julio.

Estos antecedentes, junto a otros que develan errores de procedimiento serán dados a conocer en el próximo informe.